lunes, 24 de agosto de 2015

Una parroquial de 22 quilates


Texto y fotos: Yariel Valdés González  


La iglesia parroquial mayor de San Juan de los Remedios, en Villa Clara, no es una iglesia cualquiera. Y no porque allí la fe se viva con mayor intensidad, ni porque sus leyendas de pueblo cincuentenario hayan traspasado el umbral de este recinto religioso. 

Su singularidad, además de convivir en el mismo poblado con otra iglesia católica, radica en sus valores patrimoniales y arquitectónicos, que la convierten en un sitio único en Cuba y de constantes visitas, tanto de fieles como de otros que, sencillamente, sucumben a sus encantos desde un plano más cultural. 

La parroquial mayor San Juan Bautista está enclavada en el centro histórico de Remedios, Monumento Nacional desde 1980.















La iglesia fue construida en 1550 y toma el nombre del patrón de la octava villa que los españoles fundaran en Cuba en 1515: San Juan Bautista. Basta entrar y el visitante “choca” con un hermosísimo altar de madera, laminado en oro de 22 quilates y de estilo barroco español. 
 













Cuenta la guía de la iglesia Martha Flores Díaz que una vez colocado, el altar brillaba tanto que era imposible mirarlo de frente, por lo que fue necesario “opacarlo” un poco. “Pero aquí lo que brilla y no brilla es oro”, añade.








Este altar se conformó en el siglo xx durante la última restauración de la iglesia.  








Todas las esculturas, que adornan ambos laterales de la iglesia, igualmente vestidas de oro, fueron traídas desde España en los siglos xvii y xviii, años en los que Cuba era una metrópoli económica, comercial y política de esa nación europea. Entre ellas, destaca la Inmaculada Concepción embarazada, considerada por los expertos como un exponente sin igual en el mundo. 


























Réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. Según Martha una de las imágenes más fieles a la original, ubicada en Santiago de Cuba.






Otro de los detalles menos a la vista, pero que Martha se encarga de remarcar, lo constituye su techo de cedro cubano del siglo xvii y de estilo mudéjar, conservado desde el propio establecimiento de la edificación y donde es visible influencias andaluzas y árabes.


















El techo es lo más valioso de esta edificación, pues data del siglo xvii. Fue tallado y dibujado a mano.





















Ahora, con los recién cumplidos 500 años de la cuidad el pasado 24 de junio, la iglesia parroquial mayor ha renovado su imagen, sobre todo en su exterior, donde se concentraron el grueso de las acciones. Sin embargo, esa lozanía que aun hoy pervive en ella no se relaciona con lechadas de pintura ni obreros en ajetreo, sino con esas reliquias que su interior ha sabido resguardar pese al paso del tiempo.


















Esta parroquial fue donde primero se predicó el Evangelio en el centro de Cuba.


































Esta es la Inmaculada Concepción, pieza de la escuela sevillana y única en el mundo, al decir de los expertos, pues no existe un antecedente que la muestre embarazada y bailando flamenco. 






 Detalle de una de las esculturas de los laterales del recinto, confeccionada con la técnica conocida como hoja de oro.
















Cráneo del retablo del calvario. Fue extraído de las catacumbas ubicadas debajo de la iglesia.













Debajo del piso de la iglesia hay varios enterramientos, de acuerdo a la tradición católica de la época colonial.


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